miércoles, 26 de noviembre de 2008

PARTE V

Vamos cumpliendo obligaciones que nadie nos impone, y encima nos pensamos afortunados por hacerlo. Nos hacen creer afortunados de que “al menos tenemos la posibilidad de cumplirlas”. ¿Cuántas veces usted pensó realmente en lo que está haciendo y en las ganas de hacerlo, en la voluntad? Hay que buscar las causas en nuestros actos. Desde los que consideramos más primitivos hasta los más complejos, socializados y especiales.

jueves, 20 de noviembre de 2008

PARTE IV

La mente hace lo que quiere. Hacemos lo que queremos. El agua llega al cuello cuando creemos que queremos algo. ¿Acaso no estamos constantemente “creyendo” que queremos algo en vez de queriéndolo realmente? ¿La creencia se vuelve la experiencia máxima a la que podemos aspirar? ¿Acaso no es lo mismo creer y vivir, creer que vivo? Son preguntas que seguramente no tienen respuesta. Tal vez la respuesta sea poco importante, y hay que seguir. Y no sea eso lo que estamos buscando constantemente. Oda a la inseguridad de nuestras vidas, de nuestros sentimientos, de nuestras inseguridades. Acepte usted mi egoísmo en estas cuestiones. No pretendo pasar por erudito ni mucho menos. De hecho sólo escribo lo que me da la gana. Quién dijo que tengo que hacerlo para usted, cuando para mi ya es mucho.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

PARTE III

Hace mucho tiempo pienso que el destino no existe. Que es una excusa inventada por el ser humano para explicar su cobardía, su falta de constancia y aceptar los cambios que no quiere aceptar. ¿Cuál es la diferencia? El destino está escrito. Y nosotros tenemos la libertad de hacer literalmente lo que venga a nuestra voluntad. ¿Cuál es la diferencia? “Estaba escrito”. “Tenía que pasar”. Hagamos lo que hagamos va a pasar. Entonces podemos hacer lo que sea. Y marcar ese camino. Entienda usted que no hay diferencia en lo que estoy planteando. Espero poder ser más claro, aunque lo dudo, más adelante.

lunes, 3 de noviembre de 2008

PARTE II

Alguna vez debe haberse sentido así usted. O algo parecido, seguramente. Si tenemos en cuenta que la vida está llena de momentos chatos, y son puntos en el cielo los instantes de felicidad, el panorama se aclara. El panorama de lo que siento, porque el vidrio del conductor sigue tapado de nieve y no hay paletas que lo limpien tan rápido como para ver más allá de la próxima curva. Cuando eso con suerte sucede. Cuidado.